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Origen e historia sanluqueña desde 1758
Nuestras bodegas
Situada en pleno centro histórico de Sanlúcar, justo en el límite que divide el Barrio Alto del Barrio Bajo de la ciudad, “La Cigarrera” es una bodega de Crianza y Expedición con una superficie total aproximada de 1.700 m², entre la Plaza de Madre de Dios, el Callejón del Truco y la Cuesta de Belén.
Consta de tres naves de crianza (Bodega de Colom, Bodega de Cabral y Bodega de Sarnilla) que se distribuyen alrededor de un patio central andaluz del siglo XVIII que oxigena las naves de crianza, con una parra que florece en verano y le proporciona una agradable sombra y un microclima especial.
Hasta 1998, la bodega se dedicó exclusivamente al negocio de Almacenista de vinos, siendo a partir de ese año, tras ciertas reformas operadas en el Reglamento de la Denominación de Origen, cuando se inicia la comercialización de sus propios vinos embotellados, bajo la marca “La Cigarrera” pasando a ser Bodega de Crianza y Expedición.
Amparada bajo las Denominaciones de Origen “Jerez-Pérez-Sherry” y “Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda”, “La Cigarrera” es una bodega de Crianza y Expedición sometida a los estrictos controles anuales del Órgano de Control y Certificación de las Denominaciones de Origen acreditado por AENOR.
1758
El origen
D. Joseph Colóm Darbó, oriundo de Barcelona y establecido en Sanlúcar, toma a censo unos inmuebles ubicados en el Callejón del Truco.
1771
La empresa
D. Joseph Colóm, junto a su hijo D. Francisco de Paula Colóm Borrego, funda la empresa “Colóm y Compañía”
1802
La ampliación
Adquieren a Don José Helvant unas bodegas con entrada por la Calle Torno de Madre de Dios.
1842
La adquisición
Casas-Bodegas pasan a manos de D. Rafael Colóm y Palma adquiriendo, posteriormente, la totalidad de la finca y manteniendo la empresa vinatera.
1891
Nace La Cigarrera
D. Manuel Hidalgo Colóm continuó y expandió el negocio vinatero cobrando gran auge momento en el que se lanzó al mercado la manzanilla “La Cigarrera”.
1990
La actualidad
Hereda el negocio Doña María del Pilar García de Velasco Pérez, viuda de D. Rafael Hidalgo Otaolarruchi, siendo la actual propietaria, estando gestionada por sus hijos, los hermanos Hidalgo García de Velasco
AÑOS DE HISTORIA
METROS CUADRADOS
VISITANTES ANUALES
VINOS DE JEREZ




LA CRIANZA DE NUESTROS VINOS
Soleras y criaderas
El sistema de crianza de los vinos del marco de Jerez es exclusivo del mismo, siendo conocido por el sistema de “Soleras y Criaderas”. Dicho sistema consiste en ir mezclando y ensamblando vinos de diferentes cosechas, disponiendo las vasijas de madera de roble americano envinado que almacena los vinos en filas de Botas a diferentes alturas y colocándose unas sobre otras, normalmente en tres filas, pudiendo ser más, por lo que las botas del primer nivel y más cercanas al suelo se le llaman soleras y las colocadas en los niveles superiores se les llamará criaderas (primera, segunda, etc.).
La Manzanilla es un vino único en el mundo y exclusivo de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, debido a su especial climatología y a la influencia de otros importantes factores como la desembocadura del Rio Guadalquivir (Rio Grande) los vientos de poniente cargados de la humedad del Atlántico, la influencia de los humedales de las marismas y se dice incluso de la cercanía del Coto de Doñana sólo es posible su crianza en esta ciudad y en ninguna otra del mundo. Según los expertos, las bodegas situadas en la zona baja de la ciudad (barrio bajo), y por tanto más cercanas a la desembocadura y al océano atlántico, crían Manzanillas diferentes y crían más velo de flor, quizás por la influencia más intensa de los vientos húmedos de poniente y la cercanía de la capa freática.
El sistema de crianza de “Soleras y Criaderas” nació en Sanlúcar y ha tenido una evolución diferente a otras zonas del Marco de Jerez. En Sanlúcar el sistema de crianza biológica está estructurada en “Clases” que vienen a ser escalas de envejecimiento por donde van pasando los vinos durante los sucesivos trasiegos (Sacas y Rocíos) de la crianza de una forma más dinámica para ir cogiendo el grado de añejamiento que le aporta cada escala, de tal manera que en las Bodegas de Sanlúcar la Solera no va a ser la fila de botas más cercana al suelo sino la primera clase, es decir, la de más añejamiento.
Cada Bodega va a tener un sistema de escalas o “Clases” diferente en función de los criterios establecidos por el capataz o enólogo.
En nuestras Bodegas la Manzanilla está estructurada en 4 “Clases” cada una de ellas con tres criaderas. La 4ª Clase será la escala más joven donde entra el vino del año o sobretablas, donde permanecerá aproximadamente entre 9 y 12 meses hasta pasar a la siguiente escala, es decir la 3ª clase y luego a la 2ª para llegar a la 1ª que será la Solera de donde se extra el vino para su embotellado.
Durante ese proceso de corrimiento de escalas, sacas y rocíos nuestra Manzanilla se sitúa en un término medio de crianza entre 4 y 5 años.
También criamos Manzanillas Pasadas, que como su propio nombre indica tiene una crianza más larga de lo habitual, como mínimo 7 años según fija el Pliego de Condiciones de la Denominación de Origen. Nuestra Manzanilla Pasada puede estar por encima de los diez años mínimo de crianza y presenta un color oro viejo debido a su larga crianza y pequeña oxidación, siendo un vino con cuerpo y bien estructurado que permite su embotellado en rama.
En cuanto a crianza oxidativa criamos vinos como el Amontillado y el Oloroso, y los vinos dulces naturales como el Moscatel y el Pedro Ximénez.
Por último, todos nuestros vinos se comercializan baja la marca “La Cigarrera” en honor y reconocimiento a todas esas señoras que durante los siglos XVII y XIX trabajaban en las fábricas de tabaco de Sevilla y Cadiz y a esas Cigarreras que liaban el tabaco y lo vendían por las calles con su atuendo típico.